Como podéis leer en la reciente entrada del blog de CASA FLORENCIO, Revilla de Pomar vuelve a ser el paraíso de paz, belleza y tranquilidad que añoramos y buscamos los que tenemos vocación de ermitaños románticos y deseamos huir del agobiante ajetreo de las grandes ciudades para refugiarnos lejos del estrés cotidiano y disfrutar de unos días de plena y satisfactoria relajación, ahora que los bulliciosos veraneantes ceden el tiempo y el espacio a los peregrinos amantes de la naturaleza y la cultura que inundan ese territorio.
Pronto me encontraré entre los muros de piedra de mi Hotel Rural favorito, disfrutando de su confort, hospitalidad y excelente gastronomía, envueltas en el reencuentro entrañable con mis amigos Laly, Pilar y Francisco. Podremos sustituir el correo electrónico y el teléfono por la mejor y más amplia comunicación del cara a cara y volver a disfrutar, un año más, de las inolvidables tertulias nocturnas en las que el "tic-tac" de los relojes es sustituido por el "chin-chin" con sabor de los "chupitos" de orujo de miel de brezo y el aromático café de puchero típicos de CASA FLORENCIO.
Ya estoy preparando el equipaje, por lo que es muy posible que nuestras próximas entradas en este espacio sean escritas respirando el aire puro de la Montaña Palentina. Sueño con ese momento y estoy deseando visitar la reformada Cueva de los Franceses... aunque sea "entre rejas".
Una vez más, descansaré, pasearé, leeré, dormiré bien, comeré mejor, conversaré, escribiré... ¡seré feliz en Revilla de Pomar!
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