Soy un lector esporádico de vuestro Blog que celebra, aunque sin sorpresa alguna, tu regreso. Mi intuición me decía que esto era cuestión de tiempo…., nada más.
Toda aquella parafernalia que montaste, me pareció un pequeño culebrón y por favor, no es mi intención faltarte al respeto.
En fin, como ya te he dicho, celebro que hayas vuelto, no sin antes agradecerte el haber conseguido ante mis amigos el título de “buen pronosticador”, al haber sido el único entre ellos en mantener que tu regreso seria solo eso, cuestión de tiempo.
El motivo que me impulsa a participar por primera vez en este Blog, son algunas de las cosas que aquí se dicen, no sólo por tu parte, sino también por la de algunos de tus compañeros. Cosas que me impulsan como si de un resorte se tratase y me obligan a pediros un poco más de rigor en vuestras afirmaciones.
¡Basta ya por favor! Basta ya de decir según qué cosas, eso sí, muy bien expresadas, pero a mi humilde interés carentes de ese rigor que hoy en día tanta falta nos hace. Creo que no se puede hacer ciertas afirmaciones (o al menos no se debe), sobre las personas en función de si me caen bien porque me adulan o me caen mal por sus discrepancias con lo que yo digo. Esas, ¡se van a enterar!
No se puede hablar de “su supuesto interés” por hacer las cosas bien o de “su supuesta incompetencia” sin conocer de cerca su labor. No se pueden lanzar acusaciones al aire para sembrar la duda y quedarse después tan anchos frente al teclado, con la satisfacción de haber escogido y ordenado muy bien un montón de palabras (y ante eso tengo que hacer una reverencia), pero sin tener en cuenta su alcance.
Pero me gustaría ir al grano de la cuestión. Está muy lograda la explicación que nos haces del embudo, se entiende a la perfección, aunque a mí me recuerde otro tipo de embudos. Por ejemplo, por el que tú nos quieres hacer pasar.
Por un lado nos hablas de un municipio pequeño, que se ve desbordado, pero por otro lado solicitas un montón de funciones, servicios y responsabilidades por áreas como si de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, se tratase. ¿Cómo puede atender a esto un Ayuntamiento con escasos medios? Lógicamente, no nos dejas más opción que darte la razón.
Lo que me molesta de esto es que, a sabiendas de lo estrecho del cuello de esta botella, pretendes provocar un desbordamiento con un montón de buenas pero inalcanzables propuestas, para que todos podamos decir ¡cuánta razón tienes, Marlene!.
A mí me parece que esto es hacer trampa. No nos digas por un lado que “en política municipal no hay políticos, sino que hay ciudadanos que roban buena parte de su tiempo libre para dedicarlo a la comunidad” y luego que “no están preparados”.
Es decir, que se han puesto a trabajar por los vecinos, los más torpes de entre el “excedente” de personas que tenemos altamente cualificadas, con carrera política y licenciaturas varias y además con una manifiesta vocación por trabajar por sus vecinos por nada.
Bueno, por algo sí, por alguna que otra crítica naturalmente “constructiva” a juicio del que la haga ¡claro está!.
Está muy bien tu propuesta, pero seamos realistas. Pretendes que cada concejal ocupe un área determinada, se supone que dicho concejal ha de ser experto en ese área y se supone también que en nuestros pueblos abundan estos especialistas, que por descontado trabajarían por su municipio de forma totalmente desinteresada, sin recursos y con la frustración diaria de no poder llevar a cabo sus proyectos y por tanto siendo acusados, repito, de “supuesto interés por hacer las cosas bien”.
Además nos dices que todo esto serviría para “navegar con buen rumbo por los tormentosos mares de la crisis”. Bueno, pues yo pregunto ¿Quién paga todo esto? ¿Bajamos a la tierra, por favor?
Tú deberías saber que el Alcalde y los Ediles de estos municipios no podrían, aunque quisieran, llevar a cabo este tipo de propuestas y ¡claro! ¡Cómo no! Serán acusados de hacer “oídos sordos” como tú dices.
Pienso humildemente que muchos de ellos bastante hacen con las herramientas que tienen a su alcance, es muy fácil, sentado frente al ordenador y en la lejanía que nos proporciona el anonimato, hablar de lo que deberían o no hacer otros.
Me gustaría proponer que todos trabajásemos desde la cercanía, implicándonos en los asuntos de los vecinos, cara a cara, codo con codo, conociendo a nuestros representantes en el día a día, sabiendo de su labor mal pagada, de sus idas y venidas y haciéndoles propuestas desde “abajo a arriba” como tú bien dices y mejor desde dentro que desde fuera. También es cierto y eso tengo que confesarlo, que yo no es que haya hecho muchas cosas por mi pueblo.
¡Menos plataformas y más pico y pala! ¡Menos hablar y más hacer! Porque haciendo desde dentro seguro que comprenderíamos mejor las cosas.
Podemos elegir el camino de la crítica, exigir competencia, eficacia, rapidez y nunca estar conformes, o podemos intentar luchar desde dentro aunque no estemos preparados, sabiendo cuales son nuestras limitaciones y hasta donde podemos llegar, eso sí, aspirando paso a paso a mejorar.
No pretendamos que todo lo arreglen nuestros representantes. Y actuar desde dentro no implica formar parte del Consistorio, sino cumplir con la obligación que todos tenemos de estar informados de lo que allí se hace, para luego actuar de forma positiva por nuestro entorno.
Un saludo a todos.
Esteban Solo Esteban
NOTA DEL PREGONERO: El texto que antecede es la reproducción textual e íntegra del correo recibido desde bernorio@hotmail.es. Las negritas y cursivas son del editor. Agradecemos sinceramente esta aportación para el debate y esperamos que cunda el ejemplo.
El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti.
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