Como era previsible, en la campaña de propaganda orquestada a mayor gloria del Presidente actual (en la foto) y del equipo gestor que le rodea, en la propia Diputación y en el Patronato de Turismo que controla, se ha puesto especial énfasis en "las grandes cosas" para justificar la mastodóntica inversión, no siempre basada en los criterios a los que dice obedecer. Sin embargo, se han descuidado lamentable e injustificadamente muchas "pequeñas cosas" que, como en el amor y la felicidad, son las que acaban siendo más importantes u ocasionando problemas de imagen y dudas sobre la eficacia de la gestión, cuando no daños irreversibles de mayor calado. Para muestra, algunos botones:
- El portón de acceso de la entrada a la cueva propiamente dicha, se abre hacia el interior, contraviniendo los criterios de seguridad vigentes para lugares de uso público, en caso de evacuación necesaria. Antaño siempre estuvo así, pero al construirse el moderno Centro de Recepción de visitantes, podía haberse tenido en cuenta este detalle y evitar que la actual escalera impidiese adoptar esta elemental y prudente medida.
- La palaciega escalinata construida resulta un obstáculo insalvable en su recorrido ascendente para personas de una cierta edad, o más jóvenes con problemas respiratorios o movilidad reducida.
- La ampulosamente definida como "dotación expositiva", tiene más continente que contenido por la tediosa y repetitiva exhibición de los mismos materiales audiovisuales en todo el recinto, lo que provoca el aburrimiento de quienes no han podido o querido entrar a la visita guiada del interior, mientras esperan 45 minutos a que la finalicen sus acompañantes.
- El pavimento blanco del exterior presenta un deplorable aspecto sucio por las manchas de óxido producidas por el aluvión de las chapas que conforman el tejado y las mayor parte de la fachada, como se previó por los técnicos a los que se exigió "envejecer" urgente y artificialmente dichas chapas, poco antes de la inauguración.
- El innecesario y antiestético cerramiento de la parcela con la reja, a la que aquí nos hemos referido con frecuencia, ha estado a punto de provocar daños personales de gravedad en dos ocasiones, al desprenderse dos de sus grandes y pesadas puertas, en una misma semana y en fechas de máxima afluencia de visitas.
- La poca adecuación del diseño y materiales arquitectónicos del pabellón a su inclemente enclave ha causado en su primer invierno de vida varios daños que, además de requerir la restauración de muchas chapas del revestimiento externo y de varios paneles de madera de las paredes del interior, ha resquebrajado dos de las grandes lunas junto al minúsculo mostrador de recepción que permanecen sin ser sustituidas desde hace meses, con el riesgo de accidente grave, si algún visitante se apoya, presiona o tropieza contra ellas. Como puede observarse en las imágenes que incluimos, la iniciativa personal de las guías ha reducido el riesgo, haciendo más visibles las grietas de los cristales con cinta adhesiva, mientras la reparación se aplaza indefinidamente.
- La decisión de vender artículos ajenos a la visita de la cueva, como los chalecos acolchados, sin haber previsto el lugar idóneo para exhibirlos ni haber dotado de un simple perchero con patas, ha tenido como consecuencia la "cutre" imagen que brindan colgados en el borde de la escalera de acceso, como también puede verse en las siguientes imágenes ya citadas.
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