Pocas veces un perro ha tenido tantos amigos y cuidadores como "Rulo". Rebautizado en Revilla de Pomar, llegó a este pueblo va para dos años y no se sabe de dónde ni cómo. Como otros muchos animalitos menos afortunados, fue abandonado por sus dueños anteriores, desaprensivos y de sentimientos mucho menos "humanos" que los del propio animal.
Cuando empezó a rondar por las calles de Revilla de Pomar, extraviado, huidizo y lleno de desconcierto, sólo era evidente su estado hambriento, casi famélico y una actitud temerosa, posible consecuencia de malos tratos previos. Poco a poco, fue superando su miedo y acercándose a los vecinos que, apiadados, le dieron comida y afecto, hasta que empezó a aceptar sin recelo las caricias que ahora reclama constantemente. Más tarde, el cariño y el respeto de algunos niños, especialmente los hijos de Carlos Herrero, le dieron los juegos, la diversión, la alegría y el cariño que tanta falta le hacían.
Actualmente "Rulo" es el perro de todos, a todos quiere y por todos es querido. Nunca le falta comida, atención ni refugio y, seguramente, "piensa" que es una mascota afortunada por serlo de todo un pueblo.
Francisco "Guti", uno de sus mejores amigos, nos ha enviado las fotos que acompañan esta entrada, en las que "Rulo" luce con orgullo una de las pañoletas de las fiestas del pueblo.
Desde aquí nuestro cariño para este buen vecino de cuatro patas, mirada agradecida y corazón noble y limpio.
Mi enhorabuena por el articulo de Rulo, os a quedado muy original e interesante (realmente el perro esta mono en las fotos).
ResponderEliminarEs un homenaje al cariño que le profesamos en este pueblo a este animal.
Francisco "Guti"
Yo no conozco a Rulo, pero es una guapura de perro, como yo también tengo una habitante de cuatro patas en mi casa sé hasta donde se les llega a querer, la historia me ha llegado al alma, cuidarle mucho, saludos
ResponderEliminarCarmen
Gracias por tu comentario Carmen. Realmente "Rulo" es un encanto, bondadoso, cariñoso, amigable y obediente... aunque a veces haga alguna "trastada" involuntaria, como arañar la puerta del coche del Presidente de la Junta Vecinal por querer subirse con él porque le adora, al haber sido uno de sus primeros y principales cuidadores.
ResponderEliminar¡Ojalá muchos animales de dos patas fuesen como "Rulo"!