CUEVA DE LOS FRANCESES

He aquí uno de los mayores atractivos turísticos y culturales de Revilla de Pomar, recientemente reabierta, después de un prolongado período de obras diversas. La Cueva de los Franceses que, además de ser una maravilla geológica propia del subsuelo kárstico del palentino Páramo de la Lora, me sugiere la metafórica referencia a la Alegoría de la Caverna de Platón.

Aunque estoy seguro de que nuestro amigo y miembro de este blog, CorpusHermeticum, explicaría mucho mejor que yo la intencionalidad y significado de la referencia citada, intentaré aclarar por qué la actuación política relacionada con este monumento natural me ha evocado el famoso mito platónico, narrado en su Libro VII de "La República" que no deja de ser, además de una obra filosófica, un tratado político.

La Alegoría de la Caverna es una metáfora en la que Platón explica su teoría acerca de los diferentes tipos de conocimiento que permiten captar diferentes percepciones de la realidad que transformamos en "verdad" dependiendo de la captación de la existencia de los dos mundos; el mundo sensible (el conocido a través de los sentidos) y el mundo inteligible (alcanzable sólo mediante el uso exclusivo de la razón).

Pues bien, la Cueva de los Franceses, tiene dos claros paralelismos con la caverna del mito. De un lado, ambas son grutas, espacios subterráneos, mundos diferentes y ajenos al mundo exterior. Y, por otra parte, los visitantes coyunturales permiten ser respetuosamente asociados con los habitantes encadenados de la cueva de Platón, aunque su "prisión" se limite al corto espacio del recorrido de la visita. Ambos perciben pasivamente la realidad sensible de las luces y sombras que otros provocan y controlan. Y "esa" es la verdad del espectáculo que prevalece.

Sin embargo, como en el mito, hay otra realidad. Una realidad más profunda, completa y compleja que es causa y fundamento de la primera, compuesta sólo de apariencias sensibles, de luz y sombras, de formas y sonidos.

El conocimiento profundo de esa realidad exterior, la del mundo inteligible, nos llevaría a la política de inversiones y gestión global de la promoción turística de los organismos de la Administración responsables de esta zona. Pero eso es "otra realidad" de la que algún día hablaremos, con la esperanza de no acabar como el protagonista de la alegoría de Platón.