«Esta es la noche del solsticio,
la noche más larga del año.
Ahora las tinieblas triunfan
y aun así todavía queda un poco de luz.
La respiración de la naturaleza está suspendida,
todo espera, todo duerme.
El Rey Oscuro vive en cada pequeña luz.
Nosotros esperamos al alba
cuando la Gran Madre dará nuevamente a luz al sol,
con la promesa de una nueva primavera.
Así es el movimiento eterno,
donde el tiempo nunca se detiene,
en un círculo que lo envuelve todo.
Giramos la rueda para sujetar la luz.
Llamamos al sol del vientre de la noche.
Así sea».
Con estas palabras pronunciadas por una sacerdotisa en la Antigua Roma se iniciaban las fiestas de la Saturnalia. Estos festejos daban la bienvenida a un nuevo período anual en que el Sol volvía a acercarse a la Tierra, alargando los días y renovando la vida.
Por esa razón, aquella fiesta pagana, fue elegida para ser cristianizada; convirtiéndose en la conmemoración del renacimiento anual de Jesús, el dios hecho hombre o el hombre hecho dios que vino a iluminar con su luz la promesa de que era posible una vida mejor y más plena. Buscando al dios que todos llevamos dentro y amando al prójimo.
Así nació la Natividad que ahora nosotros celebramos y en la que deseamos a todos...
¡Feliz solsticio de invierno, feliz Navidad y un luminoso 2011!
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